25/4/13

25-S o 25-A, o lo que sea: causas remotas de la crisis.

hipotecaforges

 

Esta tarde hay convocado un evento alrededor de las trincheras del Congreso con la clara intención de que haya hostias. Yo ya di mi opinión en septiembre y la única diferencia es que ahora hay más gente que dice lo que yo decía entonces, permitid que me vanaglorie. Así que hablaré de las causas remotas o primeras causas de la situación que ha llevado al ministerio del Interior a organizar una nueva trifulca.

Según los liberales ortodoxos, la crisis que nos azota fue causada por el Banco Central Europeo, que se dedicó alevosamente a bajar los tipos de interés, lo que provocó –era indefectible- una orgía de crédito que ha acabado como ha acabado.

Como cualquier explicación de un hecho complejo mediante una única causa es, necesariamente, parcial, por no decir interesada – cuando no estúpida- yo me apunto al carro del arbitrismo y sugiero más causas únicas:

La falta de autoestima:

La gente está tan descontenta consigo misma, que necesita permanentemente hacer ostentación de signos externos de ser estupenda para que los demás le tengan envidia. Por ejemplo: torrefactarse con rayos UVA (sobre todo si son del PP), depilarse todo el cuerpo de barbilla para abajo, llevar costosos ropajes de marca, degustar carísimos gin tonics con extraños ingredientes escanciados con rituales mágicos, conducir coches caros o… hipotecarse.

Entregar de por vida una parte sustancial de tus ingresos a un banco, con las consiguientes privaciones,ha sido (y –ojo- sigue siendo) muestra de status: es algo que te diferencia de esos pordioseros inmaduros que viven de alquiler.

Obviamente, si los hispanos e hispanas tuvieran más interés en disfrutar de la vida que en angustiarse por la imagen que proyectan hacia sus semejantes, se lo pensarían dos veces antes de hacer el canelo pagando, durante toda su vida útil, diez veces el valor real de una casa.

Remontándonos más allá en la búsqueda de las primeras causas, llegamos, lógicamente, a la razón de que se haga tanta tontería que, obviamente (somos arbitristas, no lo olvidemos) no es otra que el sistema educativo.

El colegio:

Se supone que sirve para suplir la incapacidad de los padres para educar a sus hijos, bien porque su nivel de Matemáticas o Historia no alcanza, bien porque son demasiado estúpidos y es conveniente facilitar a los niños unas concepciones del mundo más acordes con la realidad.

¿Cumple el colegio tales funciones? A las pruebas me remito. Si el colegio cumpliera la función para la que, al menos en teoría, es sostenido con fondos públicos, los jóvenes humanos terminarían la ESO dominando algunas habilidades básicas como:

  • No firmar nada sin leerlo antes.
  • Si no entiendes lo que has leído, preguntarle a alguien que sí lo entienda para que te lo explique.
  • Si, una vez que te los han explicado y lo has entendido, te parece que, la verdad, es una burrada que no debes firmar, no firmar.

Pero, claro:

  • Firmas sin leer, porque leer lo que firmas significaría reconocer que no estás al cabo de la calle de todo el tema: ¡Reconocer que no sabes algo! ¡Horror!, se van a reír de mí los otros niños. Eso jamás. Firmo.
  • No preguntas. Lo mismo de antes, pero aún peor, porque, encima, si alguien es capaz de llegar a esta 2ª fase, no le va a pregunta a un abogado, qué va, qué va… Los abogados no son de fiar (los banqueros, sí, por alguna extraña razón) y, además, son carísimos. Quita, quita, no me voy a dejar cincuenta eurazos para que me den disgustos. Le pregunto al vecino, que ya tiene una hipoteca y, a ver, qué me va a decir, ¿que no haga el gilipollas como él?
  • Suponiendo que alguien le haya echado huevos suficientes como para llegar hasta la 3ª fase, haya leído, haya preguntado y se haya acojonado, ¿va a dejar por eso de firmar? ¡NO!, no hombre, no… no va a reconocer que es un acojonado. Aparte, que la negativa a firmar no sólo le reportaría la humillante mofa de todos sus amigos y conocidos ya esclavizados de por vida por su banco, sino, con toda probabilidad, el divorcio. O sea: que, de todas formas, firma.

Con lo que, aunque el colegio te haya enseñado un método de pensar, no ha conseguido mejorar tu autoestima: no te consideras juez de tus propios actos y dueño de decidir lo que quieres hacer con tu vida.

Y la cagarás.

Conclusión: puestos a buscar únicas causas, todas parecen plausibles; pero, en realidad, todas concurren a la causación del daño.

Si lo de la autoestima os parece estúpido, igual de estúpido es, por sí solo, lo de los tipos de interés: Si el hecho de que los tipos de interés anden por los suelos implica –indefectiblemente-  que se va a montar una burbuja inmobiliaria, por la misma regla de tres, ahora que llega el buen tiempo y decenas de miles de muchachas de dieciséis años salen a nuestras calles caracterizadas de putas, entonces debería –indefectiblemente- montarse una orgía de violaciones.

Oiga, no es lo mismo: si violas a una chica y te pillan, te meten en la cárcel.

A, pues sí: no es lo mismo.

 

Dibujito de cabecera: Viñeta del gran Forges en El País.