2/9/11

La constitución y los mercados ¿Somos tan gilipollas como parecemos?

 

Si Vd., amable lector, es víctima de un chantajista, cualquier policía a quien pregunte qué hacer le dirá que no pague un duro; que mantenga la cabeza fría, reúna pruebas, presente una denuncia y apechugue con lo que pase, que siempre será mejor que lo que le tocaría sufrir si cede. Vale, igual acaba divorciándose por haberle puesto los cuernos a su señora, pero al menos aún tendrá pasta para pagar al Abogado; porque si cede al chantaje, el chantajista siempre le pedirá más y, cuanto más ceda, más le apretará el chantajista hasta exprimirlo como un limón.

Claro que, por regla general, las víctimas de los chantajistas no trabajan para ellos, ni esperan hacerlo. Pero los políticos que nos gobiernan en nombre de los chantajistas han optado por pagar y seguir pagando. Pueden hacer eso sin problemas porque quienes pagan no son ellos, sino nosotros y porque, además, si en lugar de pagar decidieran enfrentarse a los chantajistas, se verían obligados a hacer público el oscuro secreto con el que son chantajeados. Ese secreto –no tan secreto- es que llevan toda la vida usando el dinero que nosotros les damos para que nos los administren –nuestros impuestos- para financiarse a sí mismos y a sus amiguetes/jefes banqueros y similares. Y que esa malversación de nuestro dinero es la que nos ha puesto, precisamente, a merced de los chantajistas al dejar las cuentas públicas como unos zorros.

La cosa es un poco absurda, porque el supuesto secreto no es tal como demuestra, por ejemplo, el amigo Folken en este postio, cuya lectura recomiendo vivamente. Pero una cosa es que los secretos no sean secretos y otra que sean públicos porque se han publicado en los medios de manipulación comunicación que al fin y al cabo pertenecen al mismo mundo que chantajistas y chantajeados.

Como sabemos, la única diferencia entre una democracia y una dictadura es que, en una democracia, puedes poner a parir al gobierno en el bar sin que te detengan y te torturen en la Puerta del Sol. Bien: aquí tienen ustedes la prueba: dos señores tienen una charla durante las vacaciones y deciden por cuarenta y seis millones de personas (nosotros) sin que éstas tengan la más mínima posibilidad de influir sobre la decisión tomada por ambos colegas. Ni siquiera se molestan en guardar mínimamente las formas, por ejemplo, diciéndoselo al Congreso de los Diputados antes que a la prensa. Los diputados que viven a costa del representan al pueblo soberano ponen cara de póker y no consiguen juntarse treinta y cinco con el mínimo de dignidad necesario para exigir que el pueblo a cuya costa viven al que representan sea consultado. De momento (mientras los mercados no exijan lo contrario para quedarse tranquilos) todavía puedo escribir esto sin que me detengan.

Porque, como todos sabemos y, si no, deberíamos saber, nuestros gobernantes, si trabajaran para nosotros y no para los banqueros, sí que podrían hacer otras cosas. España sola tal vez no, aunque mucho más de lo que nos pretenden hacer creer. Pero la Unión Europea, desde luego, sí. Podrían regular algunas pequeñas cosas, como, por ejemplo, que los especuladores no puedan traficar con acciones, o bonos, o seguros que no han pagado aún. También podrían intentar que los jueces o fiscales que tratan de meter en la cárcel a según quién no tuvieran que preocuparse de que sus hijos no vuelvan del colegio. También podrían hacer que los superiores de esos jueces o fiscales fueran independientes (jaja). En fin, podrían hacer su trabajo.

En cuanto a la reforma en sí, a efectos prácticos es algo tan útil y productivo como legislar sobre la existencia de Dios, pero… por lo visto es algo que va a tranquilizar a los chantajistas mercados. Lo que me ha llamado la atención es la celeridad, la alevosía y la cara de susto de Zapatero. Esa cara de susto es la que me hace pensar que el tío está asustado de verdad, que no es un mero paripé, es decir, que es gilipollas. El típico gilipollas que no sabe que la Policía no es tonta y creyó que nadie antes que él había intentado cambiar el mundo, y se dedicó, en plan déspota ilustrado, a legislar sobre gilipolleces mientras dejaba inflarse la burbuja inmobiliaria (eso sí, heredada de Aznar) para que sus jefes siguieran forrándose y dejaba de un día para otro dedicar esas dos tardes que tenía pendientes para enterarse de qué iba la Economía. La verdad es que para enterarse le debería haber bastado una asignatura de segundo de Derecho que se llamaba precisamente Economía Política y haberse leído el Samuelson o el Lipsey; pero, esa ya es otra historia. Seguro, seguro que pensó que podía usar a Botín y compañía para hacer un mundo mejor. Mejor, claro, según la idea de mejor de alguien que jamás en su vida ha tenido que hincarla y, por lo tanto no se ha enterado de que lo único que necesitamos para ser felices es un poco más de pasta.

En resumen: he vuelto de vacaciones y la vida sigue igual.

9 comentarios:

  1. ¿Cheminova? ¡Jajaja!
    Sí sí, Zapatero sale en la tele como si fuera a cortocircuitar de un momento a otro. Como si acabara de prepararse un tazón de estramonio con su baticao. ¿Se imagina usted que un día de éstos se nos suicida? Yo es que no puedo evitarlo

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  2. Ya no comento tanto en los blogs pero sigo leyendo buenos posts como éste. Espero uno sobre la Educación pública.

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  3. "Como sabemos, la única diferencia entre una democracia y una dictadura es que, en una democracia, puedes poner a parir al gobierno en el bar sin que te detengan y te torturen en la Puerta del Sol"

    Lo de la puerta del sol ya no lo tengo tan claro.

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  4. Es dura la vuelta de las vacaciones, demasiado dura.

    También pasaba a saludar!

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  5. ¿Me dejará Blogger comentar en mi propio blog sin hacer cosas raras? Misterio

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  6. ¡Vaya! Por fin. Estimados lectores, es que tenía un problema con la configuración de la cuenta de Google y no me dejaba comentar. Felizmente solucionado (parece)os diré que gracias por los comentarios y que espero volver a la plena actividad.

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  7. ¿Está ud. seguro de que la reforma no tiene utilidad a efectos prácticos? ¿Incluso la parte esa que dice que cuando toque pagar, la prioridad del gasto del Estado será, ante todo, satisfacer la deuda?

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  8. Si es lo que digo yo. Que les dejen caer. Tanta historia de no podemos dejar que caiga un banco. Joder, bien que dejan caer empresas, empleo, sanidad o educación. Que se caigan. Y que no se levanten. El día que eso ocurra -que no ocurrirá- habría que verles la cara de sorpresa que se les queda.

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