31/1/11

Magreb-Machrek 2011. Ahora Egipto.

 

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Una pregunta: ¿Alguien se imagina los titulares de la prensa si en Cuba hubiera habido protestas masivas pidiendo la dimisión de Raúl Castro y la represión hubiera dejado 100 muertos?

Pero, no, esas cosas suceden en los regímenes moderados, amigos y aliados, como Egipto. Todavía estoy por leer alguna condena de los hechos.

Es evidente que los acontecimientos de Túnez se han contagiado. Los pueblos de los países árabes sienten que forman parte de una comunidad, y que lo que ocurre en otros países que forman parte de la misma no les es ajeno. En ello tiene que ver el concepto de Umma, la comunidad de todos los musulmanes (aunque muchos de sus habitantes no son musulmanes), y su versión laica, el panarabismo nasseriano, ya extinto al nivel político, pero que reflejaba un sentimiento popular (aunque muchos de sus habitantes no son árabes). En todo caso, es un factor a tener muy en cuenta.

Como hay que tener en cuenta que el caso egipcio debe ser manejado con pinzas ya que es un factor clave en la estabilidad de Oriente Medio. Israel está mosqueadísimo con la que tiene ahora mismo en el Líbano, como para que al otro lado Egipto se desestabilice. Hay que garantizar que las cosas no se descontrolan, hay que organizar una transición ordenada.

La novedad que se está manifestando en estos días es que, por una vez, el gobierno de Estados Unidos (el resto de gobiernos occidentales son meros comparsas) parece haber aprendido algunas lecciones y no está respaldando al dictador amigo de turno; sino que parece que considera más adecuado empezar a entenderse con sus previsibles sucesores. Así se explica que estén pidiendo con cierta firmeza que se escuche el clamor popular y que haya elecciones libres.

Claro que los pueblos árabes están más que escarmentados de las elecciones libres, ya que, cuando se han producido y ha salido quien nosotros no queríamos, el resultado ha sido un golpe de estado inmediato. Vbgr. Palestina o Argelia. De hecho, el recuerdo de la sangrienta guerra civil argelina tras el golpe de estado que anuló el resultado de las elecciones que ganó el FIS, parece estar actuando como vacuna para que las protestas en Argelia no vayan a más. De momento.

¿Por qué la situación se les está yendo de las manos a algunos gobiernos árabes? En mi opinión, ello se debe a la visibilidad de los acontecimientos. Internet ha democratizado el acceso a y la difusión de la información en tiempo real; de forma que resulta muy difícil de censurar, tanto por los gobiernos directamente implicados, como por quienes los mantienen. Para cuando el gobierno egipcio quiso bloquear twitter y facebook; incluso la telefonía móvil, ya fue tarde. Cerrar la delegación de Al Jazeera, fue casi anecdótico, un trámite obligado. La bola de nieve había empezado a rodar y ya era imparable.

Esa visibilidad inmediata de los acontecimientos está evitando los grandes baños de sangre, porque afecta a las opiniones públicas de los países occidentales, que son los que mantienen a los dictadores en su sitio, y los gobiernos, en especial el de Estados Unidos, siente que ya no puede respaldar al dictador, porque ahora no puede ocultar sus barbaridades a sus electores, que percibirían con claridad la contradicción entre el discurso pandemocrático y la realidad.

Por otra parte, las revueltas populares se están realizando al margen de las oposiciones políticas oficiales que, tanto en Túnez como en Egipto, han sido pilladas a contrapié por la gente normal, que se ha echado a la calle sin contar para nada con ellos. Ahora vemos cómo pugnan por ponerse a la cabeza de las protestas. En Egipto, El Baradei parece haber sido elegido como icono que dote de confiabilidad a la oposición en su conjunto que, de momento, incluye a los hermanos musulmanes que, al igual que los islamistas tunecinos están manteniendo un perfil discreto en los acontecimientos. Con bastante buen criterio, a mi entender; lo que está manteniendo el espantajo mediático del islamismo a unos niveles sorprendentemente bajos.

Así que hay que buscar otras excusas: obsérvese cómo aumentan progresivamente las noticias sobre saqueos e inseguridad que, obviamente, deben ser eliminados poniendo orden y cómo se emplea también cada vez más el término vacío de poder, que debe ser rellenado, para eso están los vacíos.

Y es que lo que pasa con las revueltas populares espontáneas es que pueden derribar un gobierno, pero son incapaces de formar uno. Los acontecimientos de Túnez, que ya se van encarrilando, han sido comparados con la Revolución de los Claveles portuguesa del 74 (Revolución de los jazmines, ¿se podrá inventar una cosa más cursi?). Recordemos en qué acabó dicha revolución. Y que Otelo Saraiva de Carvalho, el estratega del golpe de Estado que llevó la democracia a Portugal, acabó encarcelado por subversivo.

Es lo normal. El modelo es la transición española. Si los jerarcas del régimen tienen el suficiente sentido común como para comprender que tienen que compartir el poder con otras “élites”, y que hay que atemperar el folklore para adaptarse a los tiempos, se pacta con esos exiliados que vienen a tomar posesión de lo suyo, se desactiva al pueblo explicándoles que ya han conseguido lo que querían, se obtiene el placet  de los poderosos de la Tierra, y ya tenemos una democracia.

Ya se sabe: los pueblos ponen los muertos y los políticos ponen el cazo.

P.D. Ojito con Marruecos, que ya se sabe cuáles son las válvulas de escape que usa su régimen cuando la gente se le cabrea.

P.P.D. Curiosamente, todos estos acontecimientos, sin duda importantes, están ocultando algo que estuvo a punto de ser la noticia del año: la secesión del Sudán del Sur. Hasta me ha obligado a retrasar mi postio sobre el particular.

17/1/11

Túnez 2011

 

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Todos los países del Magreb tienen al menos tres cosas en común: una, que están gobernados por regímenes no democráticos y bastante corruptos apoyados por Occidente (a estas alturas, hasta Gadafi) ; dos, que tienen graves problemas económicos y sociales; y, tres, que buena parte de sus poblaciones están hartas de esa situación.

Cuando empezaron a salir en la tele imágenes de los disturbios en Túnez que han desembocado en la caída del presidente Ben Alí, comenté, en el bar, que un día de éstos, la situación se le iría de las manos al gobierno concernido y que ya veríamos. No sospechaba que ésta iba a ser esa ocasión. Claro, que no lo sospechaba porque Wikileaks no funciona en tiempo real, que ya han salido los primeros indicios de que la cúpula mitlitar tunecina había tenido contactos con la embajada de los Estados Unidos.

Túnez es un país pequeño, no tiene petróleo ni gas y el régimen dictatorial y corrupto que está siendo derrocado al menos dio lugar a que se formara una cierta clase media educada. Todo eso ha permitido hasta cierto punto que las cosas hayan llegado a este extremo. El gobierno no supo gestionar la crisis ni desactivar el descontento, sino todo lo contrario: lo azuzó con su represión. En el momento en que los mandos del ejército decidieron desobedecer las órdenes de disparar contra la gente, la situación dio el vuelco. Y aprovechando el descontento popular y que la prensa de los países ricos (no así sus gobiernos ni sus empresas) parece mirar con simpatía a los revoltosos ciudadanos de Túnez, Hélas! aquí tenemos un bonito golpe de estado de los de toda la vida, pero guay al parecer.

Ahora bien, el optimismo que rezuma la prensa, que ayer comparaba los sucesos de Túnez con la revolución de los claveles portuguesa del 74, me parece absolutamente injustificado. En mi opinión, se trata del famoso que todo cambie para que todo siga igual que, casi con seguridad, desembocará a medio plazo en una versión tal vez más edulcorada del régimen. El gobierno de Ben Alí (como antes el de Bourguiba) había reducido a la oposición a la no-existencia, y no parece que haya un recambio ajeno al régimen que permita formar ese “gobierno de unidad” del que hablan los medios, ni organizar unas elecciones creíbles en el breve plazo que se está manejando. Por lo menos, es de agradecer que no hay un partido islamista fuerte que se aproveche de la situación.

Por otra parte, las protestas que se han extendido a lo largo de los países árabes, con el denominador común del apoyo o la admiración por lo que estaban haciendo los tunecinos, han colocado en estado de alarma a todos los gobiernos árabes que se aprestan a desactivar preventivamente posibles contagios. Ello puede dar lugar a gestos cosméticos que permitan que, una vez más, todo siga igual.

Desde luego, la así llamada “comunidad Internacional” no va a apoyar ningún escarceo democrático en esos países. Túnez vale, pero ni Argelia, ni Egipto, ni Marruecos, que importan mucho más. Nada de jueguecitos con el petróleo, el gas, el canal de Suez o los fosfatos. Lo suyo es que esos países vecinos continúen como hasta ahora: controlados y aislados entre sí, sin relaciones comerciales y viviendo de espaldas unos a otros, no se vayan a poner de acuerdo en algo y nos fastidien.

Es decir, que no espero una gran revolución democrática en el Magreb. Otra cosa es que nuestros medios de comunicación nos vendan que eso es lo que está ocurriendo u ocurrirá. Lo que sí creo que es impepinable es que, tarde o temprano, el hartazgo desbordará y las cosas cambiarán de un modo mucho más violento e imprevisible.

Gestión de la fauna y política de género

 

Foto tomada hace unos días en la pedriza por mi amigo GNP. Se trata de una trampa para cuadrúpedos de pezuña hendida a efectos de contarlos y demás cosas que se hacen para gestionar medioambientalmente la fauna.

Por favor, ruego a mis lectores que no dejen de ampliar la foto y estudiar detenidamente los carteles.

 

trampa para ungulados y unguladas

12/1/11

ETA 2011

comunicadoETA Look agropenitente: un clásico

 

 

No voy a interpretar el último comunicado de ETA. Últimamente los anuncian tanto que parece que han inventado el iPAD, y luego, claro, pasa lo que pasa, que las expectativas no se ven colmadas. No se dan cuenta de que con ese look no se pueden anunciar altoelfuegos, porque la única forma de que la gente no se parta de risa al verte es que esté acojonada.

En este momento, el final de ETA es algo así como la sucesión de Zapatero, el caso Cascos o cualquiera de esos recursos mediáticos que los políticos y los “periodistas” usan para seguir acaparando los medios de comunicación sin querer enterarse de una puñetera vez de que sus cositas no nos importan lo más mínimo a los “ciudadanos”. Hoy por hoy,  ETA es un recurso más, como la prohibición del tabaco, para seguir distrayendo nuestra atención de lo esencial: El fútbol.

Me da la impresión de que ETA ha defraudado mucho a nuestros amados políticos. Han resultado ser unos blandos, unos inútiles que están durando menos de lo que se esperaba de ellos. Y es que todos (o sea, el PP y el PSOE) desean que el terrorismo se acabe… pero cuando interese; ni antes ni después.

El PP y sus medios afines llevan un montón de tiempo advirtiendo de que ZP intentaría capitalizar el final de ETA para ganar las elecciones. El PSOE, obviamente, contaba con ello. Lo malo es que, como ETA ya lleva demasiado tiempo en la UCI, no va a poder convertirse en la noticia que condicione el entusiasmo ciudadano en las elecciones generales de 2012. Primero, porque igual se acaba antes –demasiado pronto- y, segundo, porque para cuando decidan que es el fin, la gente preguntará: ¡Ah!, ¿pero no se había acabado ya?

ETA es un fenómeno residual en Europa, fruto de una época concreta, y fue mantenida cuando esa época pasó, porque debía interesar. En Euskadi se mantuvo un estado de excepción, digamos, oficioso durante los años 80 y, al menos, principios de los 90 por inercia.

Cuando ETA estaba fuerte y  las comisarías vascas rodeadas de alambradas, las tanquetas con ametralladoras eran parte del paisaje y los registros casa por casa eran moneda corriente; cuando los así llamados “malos tratos” eran algo asumido, cuando había siglas como la Triple A, el Batallón Vasco Español o los GAL… era normal que ETA siguiera reclutando personal, y que tuviera sus apoyos: cuando la Guardia Civil te tira la puerta abajo y apalea a todos los mayores de catorce años de tu casa, como mínimo, no te cae simpática.

La matanza de Hipercor supuso un cambio cualitativo; cuando empezaron a asesinar políticos, otro. Era la demostración de que ETA había traspasado los relativos límites que hasta entonces mantenía y ya no tenía otro fin en el mundo real que mantenerse a sí misma. Tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, algo parecía que iba a moverse y que la así llamada “unidad de los demócratas” llegaría a la calle; pero el amigo Aznar y sus estrategas se la cargaron antes de nacer cuando sus niñatos abuchearon a Raimon por cantar en catalán en Las Ventas. El movimiento que iba a surgir de la “sociedad civil” se convirtió en una serie de grupos parapartidarios: la sociedad civil del Partido. Eso sí, ETA todavía hacía mucho daño. Ya ni eso.

Aparte de la inestimable ayuda del Estado, en el interior de ETA se vive según la conocida mecánica de la secta. Uno está en la clandestinidad o semiclandestinidad, su forma de vivir le impide relacionarse con gente normal; sólo habla con quien está en su misma situación; todo lo que ocurre alrededor lo interpreta según los parámetros de la secta y, además, necesita encontrar justificaciones a las cosas tan malas que hace, es decir, creer en la Causa. Resulta muy difícil pensar como la gente corriente. De ahí los cambios que han sufrido muchos etarras, incluidos ex-jefes, después de cierto tiempo en la cárcel. Para ellos, ir a la cárcel supone, con el tiempo, aterrizar en el mundo real. Y para desprogramar a un miembro de una secta, lo primero que hay que hacer es apartarlo de sus correligionarios y mostrarle el ancho mundo.  Hay que estar muy mal para creer a estas alturas de la película que cuatro niñatos con pistola matando gente van a conseguir una República Popular de  Euskadi, más aún cuando el tiempo que tardan en ir a la cárcel se mide en meses. La Causa ya no existe.

Fue cuando el Estado empezó a funcionar –más o menos- como un Estado de Derecho cuando encontró cierta legitimidad (internacional, también) para expulsar a la así llamada izquierda abertzale de las instituciones y del dinero público; para meter mano a todo el entorno asociativo que era el agua donde ETA vivía como el pez que decía Mao. A mi juicio, la ley de partidos es una aberración democrática; las trabas a las listas electorales en que hubiera alguien que hubiera tenido relación con HB y sus sucesoras, otra aberración. Aunque lo diga Estrasburgo, me parecen difícilmente conciliables con la idea común de democracia. Pero han sido eficaces, qué duda cabe. Se sacó al PNV de Ajuria Enea y Euskadi parece como mucho más normal desde entonces, casi ha dejado de ser noticia.

ETA ya no tiene nada que negociar. La Policía, la Guardia Civil y el CNI la han ido desmantelando pieza a pieza con la colaboración francesa, mientras gran parte de la izquierda abertzale ha ido dando la espalda paulatinamente a la “lucha armada” (aunque no siempre a los asesinos) por consciencia, por interés o por puro aburrimiento. A los de la pistola ya no les queda nada. Sólo son un estorbo para todos. Ya no dan miedo y alguien que se viste así, o da miedo, o puede irse despidiendo.