Estoy vago, así que cuelgo esto con un par de días de retraso. De hecho, lo hago para provocar la sabia intervención de Piolet que, sin duda, nos ilustrará.
Se han cargado a la Benazir Bhutto. Piolet me ha mandado este mediodía un mensajito para adelantármelo, justo cuando de mis labios salían las siguientes palabras: "la avaricia rompe el saco". Tengo testigos. Aunque uno sea racional y cartesiano, es presciente.
Pakistán no nos inquieta por esnobismo, sino porque es el centro de todos los estropicios mundiales. Ahora, el recambio trabajosamente trabajado de Musharraf a base de pasteleo Bhutto-Sharif, se le ha ido al pedo a Bush hijo y sus genios. El ISI autónomo sigue fomentando el caos mundial para mantener sus negocios. Guay.
No obstante, todo Asia Central sigue pareciendo un objetivo lejano cuya única función sería que los así llamados analistas (parece que últimamente hay que llamarlos "observadores") se ganen el sueldo sin excesivo esfuerzo. Total, a nadie le interesa lo que pasa allí en cuanto deja de ser noticia de primera plana.
No es así. Es el centro del problema, mientras Palestina, a estas alturas, no es más que la excusa, para desgracia de los palestinos. Cuando en Pakistán deje de haber un Estado, cosa que podría suceder en un futuro no muy lejano, Afganistán (donde ahora tienen una ficción de Estado que nadie se cree aparte de las agencias que reparten fondos y sus comisionistas) tampoco tendrá razón de ser, y los neocons habrán completado la labor de desastrización que iniciaron con alegre inconsciencia a finales de los 70.
Si no fuera por las armas nucleares que se guardan en alguna parte del subsuelo pakistaní, la cosa no sería tan grave, excepto para los propios ciudadanos de Pakistán que se habían creído que habían dejado atrás la Edad Media. Al fin y al cabo, hasta principios del siglo XX, aún quedaban un montón de territorios sin esa cosa llamada "Estado" y hoy día siguen existiendo allá donde acampan las multis petroleras y mineras. Visto lo visto, más vale adaptarse a lo que hay, amables lectores.
Nuestra seguridad (y por seguridad entiendo que una panda de colgados que dicen creer en un invento que llaman "Dios" no nos pongan bombas en los trenes) empieza en el Pashtunistán. Es algo que hay que tener claro. Y en todos esos sitios donde Estados Unidos y Arabia Saudí financian a ese su invento, Al Qaeda, llámense Kosovo, Bosnia o Chechenia, para joder a los competidores de sus empresas y diversificar los campos de entrenamiento de donde salen las excusas para cercenar la libertad de nosotros, la mano de obra barata de los países ricos.
Si viviéramos en un mundo racional, entendiendo por racional tan sólo una cierta capacidad de planificar a medio-largo plazo, digamos a unos veinte años vista (lapso de tiempo que muy a mi pesar he descubierto que no es tan largo: cuando oí por la radio que los soviéticos entraban en Afganistán, ya estaba en la Facultad). Si viviéramos en un mundo racional, digo, los ejecutivos que la gente incauta se hace la ilusión de elegir cada cuatro años para que nos gestionen por cuenta de sus amos, calcularían las consecuencias de sus actos más allá del cierre de ejercicio.
Nota bene: todo monstruo de Frankenstein (el ISI o Al Qaeda, entre otros tantos) creado para servir a los intereses del rico listo de turno, acaba, a base de ser financiado, por cobrar consciencia de sí mismo y no servir a otros intereses que a los propios. Terminator, sin ir más lejos, que se lo digan a los de Cyberdine.
Se han cargado a la Benazir Bhutto. Piolet me ha mandado este mediodía un mensajito para adelantármelo, justo cuando de mis labios salían las siguientes palabras: "la avaricia rompe el saco". Tengo testigos. Aunque uno sea racional y cartesiano, es presciente.
Pakistán no nos inquieta por esnobismo, sino porque es el centro de todos los estropicios mundiales. Ahora, el recambio trabajosamente trabajado de Musharraf a base de pasteleo Bhutto-Sharif, se le ha ido al pedo a Bush hijo y sus genios. El ISI autónomo sigue fomentando el caos mundial para mantener sus negocios. Guay.
No obstante, todo Asia Central sigue pareciendo un objetivo lejano cuya única función sería que los así llamados analistas (parece que últimamente hay que llamarlos "observadores") se ganen el sueldo sin excesivo esfuerzo. Total, a nadie le interesa lo que pasa allí en cuanto deja de ser noticia de primera plana.
No es así. Es el centro del problema, mientras Palestina, a estas alturas, no es más que la excusa, para desgracia de los palestinos. Cuando en Pakistán deje de haber un Estado, cosa que podría suceder en un futuro no muy lejano, Afganistán (donde ahora tienen una ficción de Estado que nadie se cree aparte de las agencias que reparten fondos y sus comisionistas) tampoco tendrá razón de ser, y los neocons habrán completado la labor de desastrización que iniciaron con alegre inconsciencia a finales de los 70.
Si no fuera por las armas nucleares que se guardan en alguna parte del subsuelo pakistaní, la cosa no sería tan grave, excepto para los propios ciudadanos de Pakistán que se habían creído que habían dejado atrás la Edad Media. Al fin y al cabo, hasta principios del siglo XX, aún quedaban un montón de territorios sin esa cosa llamada "Estado" y hoy día siguen existiendo allá donde acampan las multis petroleras y mineras. Visto lo visto, más vale adaptarse a lo que hay, amables lectores.
Nuestra seguridad (y por seguridad entiendo que una panda de colgados que dicen creer en un invento que llaman "Dios" no nos pongan bombas en los trenes) empieza en el Pashtunistán. Es algo que hay que tener claro. Y en todos esos sitios donde Estados Unidos y Arabia Saudí financian a ese su invento, Al Qaeda, llámense Kosovo, Bosnia o Chechenia, para joder a los competidores de sus empresas y diversificar los campos de entrenamiento de donde salen las excusas para cercenar la libertad de nosotros, la mano de obra barata de los países ricos.
Si viviéramos en un mundo racional, entendiendo por racional tan sólo una cierta capacidad de planificar a medio-largo plazo, digamos a unos veinte años vista (lapso de tiempo que muy a mi pesar he descubierto que no es tan largo: cuando oí por la radio que los soviéticos entraban en Afganistán, ya estaba en la Facultad). Si viviéramos en un mundo racional, digo, los ejecutivos que la gente incauta se hace la ilusión de elegir cada cuatro años para que nos gestionen por cuenta de sus amos, calcularían las consecuencias de sus actos más allá del cierre de ejercicio.
Nota bene: todo monstruo de Frankenstein (el ISI o Al Qaeda, entre otros tantos) creado para servir a los intereses del rico listo de turno, acaba, a base de ser financiado, por cobrar consciencia de sí mismo y no servir a otros intereses que a los propios. Terminator, sin ir más lejos, que se lo digan a los de Cyberdine.